JUAN CARLOS DE PETRE: LO FUNDAMENTAL ES LA
REVELACIÓN
Por
Magdalena Millán
Juan Carlos De Petre
nació en Santa Fe, Argentina, en 1941. Es actor, director,
dramaturgo y poeta. Actualmente dirige el Teatro Altosf de Venezuela,
con el que desde su creación 25 años atrás-
viene ejerciendo una constante actividad creadora y de enseñanza
sobre su propia metodología expresiva, lo que ha llevado
a este grupo a obtener un merecido prestigio nacional e internacional.
Su incursión
en el teatro se dio en su Santa Fe natal, en donde como actor empezó
a trabajar dentro del movimiento teatral independiente. Después
de unos años de dedicarse a la actuación, De Petre
comenzó a interesarse por la dirección y la escritura
dramática y formó distintos grupos de trabajo.
El Grupo 67, que le
debe su nombre al año de creación en tierras santafecinas,
constituyó uno de los primeros pasos en la carrera de De
Petre. Luego de la experiencia con esta agrupación empezaría
a tomar forma la concepción creadora que tiene actualmente
el Teatro Altosf, en la que los grupos tienen como premisa básica
el descubrimiento de la obra a partir del material interno de los
actores, y en donde la interpretación no se da a partir de
un personaje preestablecido ni de un guión previamente estipulado.
En 1974 se va a Europa,
en donde realiza algunas giras, hasta que se instala un tiempo en
París. En 1976 intenta volver a Buenos Aires, pero el panorama
que encuentra en medio de la dictadura militar es más que
desolador. Casi todos los integrantes de su entorno son perseguidos
o han sufrido detenciones, es así como Venezuela se transforma
en su próximo destino y finalmente en su hogar, en donde
reside hasta el momento junto a su familia.
La creación
para mí es una aventura, una aventura que no sé a
dónde va, pero que cuando termina, uno descubre, entiende
y hasta aprende cosas que antes no sabía, que antes ni se
había imaginado, o que al menos no había observado.
Yo creo entonces que la experiencia que lleva a la creación
es un medio del conocimiento, y esta forma es extensiva al arte
en general, a la poesía, y no sólo con respecto al
teatro. No creo que ningún escritor pueda decirme que es
lo que va a escribir antes de hacerlo. Tal vez puede llegar a existir
una idea, un boceto. Pero cuando se da el hecho creador aparecen
cosas que en el momento de planear esa creación ni se le
hubiesen ocurrido al sujeto en cuestión. Por eso creo en
la inspiración. Y pienso que todo el trabajo nuestro es una
metodología para provocar la inspiración.
- ¿En qué
consiste esa metodología?
Para poder
acceder al trabajo dentro del grupo hay que pasar por los cuatro
niveles en los que está dividido el entrenamiento. Son cuatro
niveles de enseñanza y aprendizaje que no consisten en tiempos
rígidos sino en etapas a cumplir de acuerdo a las necesidades
de cada uno. Pero en estos niveles, precisamente por tratarse de
etapas de experimentación e investigación, no hay
fórmulas ni recetas de trabajo o de modos específicos
de composición. La metodología se propone posibilitar
que cada persona encuentre su forma expresiva particular, su identidad,
y lo que para nosotros es fundamental, que puedan lograr la creación
grupal.
En el tercer nivel
ya se produce la primera experiencia expresiva, y en el cuarto esa
experiencia ya va a ser autónoma, o sea que será el
grupo el que tenga que crear su trabajo sin dirección.
El 90 por ciento de
nuestra producción son trabajos realizados con esta forma
de creación grupal, con la que creemos que se pueden lograr
cosas muy interesantes y absolutamente impensadas por cada uno individualmente.
Entonces generalmente no hay ni dramaturgia, ni libretos, ni nada
escrito.
- ¿No les
piden las obras para hacer fuera del grupo?
Sí,
muchas veces ocurre que gente que trabaja con nosotros nos pide
las obras para hacerlas en otros lugares, pero yo generalmente trato
de explicarles que eso que ellos piensan hacer va a resultar absolutamente
otra cosa, y por lo tanto, para eso no necesitan de lo que hicimos
nosotros, sino que tienen que crear algo nuevo, algo propio. Pero
de todos modos hay ciertas obras que luego de haber sido representadas
son volcadas de alguna manera al papel, por una cuestión
de conservación de ese acontecimiento, pero no para convertirse
en una obra de texto.
Al mismo tiempo, lo
que ocurre con nuestras piezas es que tienen mucho de gestual, de
movimiento, de expresión no verbal, o pseudoverbal, todas
formas que se tornan de difícil reproducción en el
papel. Pero precisamente a raíz de estas particularidades
es que se nos abrieron puertas para asistir a distintos festivales
internacionales de países con lenguajes muy diferentes, como
Egipto, Turquía, Grecia, Holanda, etc.
- A partir de estas
particularidades que presenta el tipo de teatro al que ustedes se
dedican ¿ Cree que se puede hablar de una estética
propia?
Sí,
en Venezuela nuestro teatro ya ha ganado un lugar importante y se
reconoce una estética altosfiana, una forma de hacer teatro
que pertenece a nosotros, que tiene sus características,
su estilo, su visión e incluso su filosofía de la
vida.
- ¿Cómo
definiría a esa filosofía de vida?
Creo que lo fundamental es la revelación. Es decir, que las
obras sean producto de un descubrimiento y puedan asomar a una especie
de revelación y de explicación de la realidad que
esos actores encontraron.
Esto yo lo explico
un poco en un libro que escribí que se llama El teatro
desconocido. Lo que me interesa a mí no es lo que sé,
sino todo lo contrario. Yo quiero hurgar entre lo que no conozco,
porque lo que ya sé pierde interés para mí.
Por eso no me seduce tanto el teatro ya escrito, determinado, con
indicaciones, puestas en escena
- ¿De dónde
viene el nombre del grupo?
El nombre
responde a un pueblo de Venezuela que se llama Altos de Santa Fe,
por eso decidimos ponerle Altosf, en referencia a este lugar que
cuando lo conocimos nos gustó tanto. Este es pueblo muy chico
y la gente que vive ahí, lo hace de una forma muy sencilla.
Está arriba de una montaña mirando el mar y no sólo
que tiene un paisaje paradisíaco, sino que se respira una
paz realmente hermosa.
Entonces al pensar
en el nombre de nuestro grupo pensamos en que tenía que representar
nuestros ideales de trabajo, que tienen que ver con cierta búsqueda
de una expresividad real, sencilla y humilde como la de la vida
de la gente de ese lugar. Por eso en nuestros espectáculos
jamás van a encontrar grandes oropeles ni tecnología,
sino todo lo contrario, austeridad, y apenas algunos elementos de
escenografía.
- ¿En que
lugar trabajan con los grupos?
Nosotros
tenemos una sala en Caracas y también disponemos de un espacio
de investigación en las montañas, a 50 kilómetros
de Caracas en donde hay comodidades como para comer y dormir. Entonces
la gente de los grupos va los fines de semana y ahí se produce
una convivencia creadora que es muy importante, porque además
de estar en un lugar tranquilo, agradable y alejado de la ciudad,
el grupo está conectado todo ese tiempo y generalmente esto
trae muy buenos resultados para los trabajos.
- ¿Cómo
surgió Los intérpretes, la obra que estuvieron representando
durante la última gira con su hija Octavia y que se montó
en la sala del CELCIT de Buenos Aires ?
Bueno, con
Los intérpretes pasó una cosa muy extraña,
porque surgió como de casualidad. Y también es una
circunstancia fuera de lo común para nosotros que estemos
haciendo juntos un mismo espectáculo mi mujer, mi hija y
yo. Porque si bien yo soy el director general del teatro, mi esposa
es la encargada de la administración, y Octavia, una de nuestras
hijas también se dedica al teatro porque estuvo desde siempre
ahí, nunca nos había pasado de concretar un proyecto
juntos.
Y digo que Los intérpretes
surgió de casualidad porque un día estábamos
con Octavia en el comedor de casa, y mientras ella tocaba una guitarrita
yo hacía como que cantaba, entonces mi esposa vio que ese
era el germen de una obra de teatro, y nosotros le hicimos caso,
nos pusimos a trabajar, y salió la obra. Y me parece que
esto es muy lindo porque creo que esto le da un contenido nuevo
a nuestro teatro, la posibilidad de unión de los seres humanos,
y además la posibilidad de unión de una familia, pero
a través del hecho creador, y no por el hecho de unión
por la familia solamente.
- ¿Y qué
me puede decir acerca del título de la obra?
Bueno... la obra se llama Los intérpretes porque de algún
modo interpretamos el camino por el arte, nuestras vivencias, nuestras
emociones, las evocaciones, de algún modo el recorrido en
el teatro. Y ha sido una experiencia muy gratificante, porque sinceramente
no esperábamos lo que está pasando. Con esta obra
vemos que la gente se engancha muchísimo, lo reciben muy
calurosamente, y eso, lógicamente nos pone muy contentos.
Esta obra se estrenó
en el 99 en Caracas, allá hicimos una temporada como de cuatro
meses con lleno, luego en el 2000 hicimos otra temporada, pero en
otro teatro de Caracas del que nos llamaron, y luego vinimos a Argentina,
como el primer país extranjero en el que hacemos la obra.
Luego en este año, el 2001, tenemos una gira por Europa.
Y luego, probablemente hagamos una temporada más en Buenos
Aires.
- Actualmente, además
de Los intérpretes ¿están presentando alguna
otra pieza?
El grupo
Teatro Altosf actualmente tiene un repertorio de cuatro piezas que
se van representando alternativamente, tanto en nuestra sala como
en otros sitios. Son cuatro espectáculos que están
a mano para que sean montados a medida que se vayan dando las oportunidades.
Ahora con motivo de
los 25 años del grupo tenemos pensado hacer como una especie
de muestra y recorrido por los distintos trabajos que hemos venido
haciendo. Desde luego que no serán todos, ya que la producción
supera los treinta trabajos.
Por otra parte es como
que los espacios se han ido ampliando y también hicimos cine.
Ahora terminamos de hacer la filmación de una adaptación
de una obra que no había sido estrenada. Yo la trasladé
a la imagen, otra de las cosas que me interesa mucho. El tratamiento
de la imagen, que no es exactamente cine ni teatro, sino una fusión
de ambas cosas.
Y estamos por empezar
con una nueva propuesta, un espacio que se llama Centro del Movimiento
Creador, que es como una ampliación de lo que hacíamos
hasta ahora. Entonces esto se trataría de enfocar el tema
de la creación hacia otros ámbitos además del
teatro, como el cine, la plástica.
- ¿Cómo
es la relación con el público?
Nuestra sala
es más bien chica, por lo tanto la convocatoria se da con
respecto a las posibilidades espaciales. Pero ahora, luego de todos
estos años de trabajo ya tenemos un público que nos
sigue, que apoya nuestras producciones y que va a ver las cosas
que hacemos porque más o menos ya sabe con lo que se va a
encontrar, y gusta de ello.
- Luego de todo
este tiempo con el Teatro Altosf ¿cuáles serían
para usted las ganancias?
Sin duda
que no son económicas, pero son humanas, que para mí
es mucho más importante. Hemos ganado contacto humano, para
mí el paisaje es la gente, y creo que eso es el teatro. Del
teatro lo que tiene que quedar, lo que esta forma tiene que proponer
es el milagro de comunión con la gente. Desde lo que se hace
para con el que está del otro lado mirando y emocionándose
con lo que nosotros hacemos. Si eso sucede, aleluya, yo creo que
el teatro está cumpliendo su función. Si no pasa,
creo entonces que algo falla, porque el teatro que es meramente
espectáculo a mí no me interesa.
Lo que yo no soporto
es el divorcio entre la vida y el teatro. No aguanto a los mentirosos
que por un lado pregonan mensajes ejemplares arriba del escenario,
y abajo sus vidas son un desastre. Yo creo que tiene que existir
una armonía entre arte y vida, tiene que lograrse una compatibilidad
entre el arte y la persona que lo crea.
Y lo mismo ocurre en
cuanto al trabajo creador. Yo pienso que la forma de trabajar es
en un ámbito de armonía, con deseo real de estar haciendo
eso, y si esto no se da, no sirve de nada. Esas ganas tienen que
surgir libremente, y esto se da en parte cuando las condiciones
de trabajo son buenas.
Yo he visto a muchos
directores autoritarios, que manejan a los actores como esclavos.
Y con este método me parece que el actor lo que hace es intentar
dar una prueba, dar una determinada imagen que no es verdadera.
Por eso el trabajo
que nosotros proponemos para acceder a la creación es un
modo pasible de trabajo, y hay que esperar mucho para que una persona
vaya mostrándose. Pero te puedo asegurar que cuando la persona
comienza a poder expresarse, accede a una vida nueva.
MAGDALENA MILLAN.
Periodista. Especialista en temas vinculados a la literatura, el
teatro y el cine, cursa actualmente la carrera de Letras en la Facultad
de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Se ha desempeñado en producción de contenidos para
la radio y la televisión argentinas. Actualmente trabaja
como cronista e investigadora en publicaciones universitarias y
es colaboradora habitual de la revista Teatro/CELCIT.
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